viernes, 24 de marzo de 2017

Promesa de calor

Hace un frío que pela. Andrés camina encogido, las manos en los bolsillos y la nariz roja con un brillante a punto de caer. Hace demasiado frío para sacar el pañuelo del bolsillo. Al llegar al semáforo se para con la mirada fija en el muñequito. Rojo-verde-rojo-verde. El frío paraliza.
Un mocoso le empuja al cruzar la calle despegándole del suelo. Andrés camina y tropieza con algo blando. ¡Maravilloso, promesa de calor! Ahora la bufanda le abraza el cuello, le da energía y alas en los pies. Debe correr, no puede perder esa entrevista. No, por el frío no. Se quita el brillante de la nariz, se ajusta la bufanda y sube la escalera dispuesto a comerse el mundo en aquella fábrica de alimentos congelados.

Foto: Ana Matesanz

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