lunes, 10 de diciembre de 2018

Despierta


—¡Eh, phss-phss! Despierta.
Que a gusto estaba, por fin un momento de relax en el sofá tras una larga jornada de trabajo. ¿Quién le hablaba ahora, si estaba sólo en casa?
—¡Eh, phss-phss! No te duermas y sigue leyendo.
No eran voces en sueños, lo oía de verdad. Abrió los ojos. Ante sí, aquel libro de título impronunciable que había empezado hacía diez años.
—Déjame en paz, que quiero dormir.
—Soy un libro para leer, para que sueñes historias, no para que duermas las tuyas.
—Como libro no sirves para nada, pero como somnífero eres el mejor que he probado. Así que calla como hacen todos los libros.
Baltasar colocó ante sí las páginas centrales, blancas y garabateadas de forma minúscula. Las letras se empezaron a emborronar poco a poco, flotando como una nube que se acercaba y alejaba hasta que se detuvo ante su vista; y cerró los ojos.
—¡Eh, psh-psh! Despierta.


Foto: Ana Matesanz



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