Debería
haberlo guardado como un tesoro, pero en lugar de eso la niña hizo un avión con
el diploma y lo lanzó al aire. Una corriente elevó sus sueños y se llevó el papel que voló por las calles, las
montañas, las nubes, por los países de todo el mundo; y otra vez por las nubes,
las montañas y las calles. Hasta que un día la mujer se encontró el diploma en
su mesa de trabajo.
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