Cuentan que allá
por el año 2020 un bicho que ni siquiera lo era y al que se dio en llamar
Covid-19 puso en jaque a toda la Humanidad. Fue capaz de confinar a todos los
seres humanos en sus casas. El planeta entero se quedó sin la especie dominante
en los últimos milenios, aquella que bullía por cualquier rincón de la Tierra.
El Hombre estaba escondido, asustado, al ver que su gran tecnología, aquella de
la que tan orgulloso estaba, no le servía frente un enemigo invisible. Esperando que el virus retrocediera en su expansión. Viendo que todos sus
valores, ganados en los últimos años, se venían abajo y que lo antes desdeñado
ahora se hacía imprescindible. Viendo que una mascarilla sanitaria valía más
que el oro.
El Hombre estaba
en sus casas, mientras su Casa Común, brillaba en aquella tregua inesperada.
Pero había una
hora mágica cada día, a las ocho de la tarde. A esa hora los balcones y
ventanas de las ciudades se llenaban de gente que aplaudía a la vez. Un aplauso
atronador, de lucha, que sonaba en todo el territorio. Un aplauso de vida y
esperanza que recorría todo el Mundo hora a hora. Entonces el Ser Humano volvía
a ser él. El dominante de la Tierra. Pero… Ella ¿Hasta cuándo le dejaría?
Foto: Ana Matesanz |
1 comentario:
Un bicho tan pequeño puso en jaque al mundo entero.
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