Luces y
sombras en medio de la penumbra,
susurros en
la hojarasca
y remolinos
minúsculos.
Escondite de
bandoleros
y manadas de
lobos.
El espíritu
del bosque
habita por
doquier,
en una
fuente,
en un árbol
o una brizna
de hierba.
Le gustan
los bosques
con las
cuatro estaciones,
y los
cálidos sin invierno,
húmedos y
sombríos.
Su aliento
llega a todos los rincones,
por muy
lejos que estén.
Envía nubes
que hacen fértiles
colinas y
valles.
Llenando
ríos y lagos,
pozos y
fuentes.
En su alfombra
verde no hay desierto,
si no vida,
que juega
entre sombras protectoras.
Temibles a
los profanos
deseadas por
sus hijos.
Foto: Ana Matesanz |
Ilustración realizada por Eva Venezia, inspirada en El espíritu del Bosque |
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