Calima,
dulce calima.
Días
de asueto y trigo, amarillos.
Largos,
lentos, pesados.
El
sopor del mediodía interminable,
Lleva
a noches en vela y paseos nocturnos.
Cigarras
del día, grillos de la noche.
Calor,
fuego y suelos reverberantes,
Sin
vida aparente,
que
oculta y silenciosa espera la noche
Tierras
quebradas, sin agua,
Y
cauces secos.
Pueblos
en fiestas, sombrillas en playa.
Risas
y tedio.
Ciudades
vacías, carreteras llenas.
Foto: Ana Matesanz |
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