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Foto: J. Carlos Martínez |
Me
encanta contar historias y que me las cuenten. Crear mundos posiblemente reales
o no tanto.
Unir,
hilar detalles aparentemente distantes y ver que no se dan la espalda. Que
ciencia y poesía van de la mano si yo quiero.
Indago
en leyendas ya olvidadas y las traigo al presente, disfrutando con su magia en
este mundo tecnológico. Para llegar a la esencia de lo natural en el vuelo de
un ave o una mota de polvo.
Me
gusta descubrir lo oculto, que a veces es tan evidente que lo pasamos por alto.
Que la visión de un mínimo rayo de luz te puede tocar la vena sensible más que un
paisaje grandioso.
Me
atrae lo rudimentario, lo imperfecto. Pero no aquello a lo que le falta el buen
gusto. Aunque en alguna ocasión, ¿por qué no?, también me deleito con lo refinado.
Rehuyo
los extremos y auno tradición e innovación, sabiendo que no hay incoherencia en
eso.
Procuro
escapar al campo, recrearme en la naturaleza, que es el origen, lo que nos
sustenta y a la que estamos dañando peligrosamente. Ella, la natura, inspira muchos
de mis relatos, cuentos y canciones.